Se le denomina así, smart building, a cualquier edificio diseñado con las tecnologías más modernas y rentables del momento. Su finalidad es optimizar la protección, usabilidad y accesibilidad del espacio, es decir, hacer más fácil la vida de los individuos que trabajan en él al mismo tiempo que bajan los costes y aumenta la sostenibilidad.

¿Cuáles son estas tecnologías?

El smart building, o también denominado ‘el Internet de las cosas’, está integrado por los más eficientes sistemas que conectan toda la red de telecomunicaciones e informática del edificio, además de contar con todos los dispositivos más adecuados para conseguir la mayor eficiencia de estas nuevas tecnologías.Se gestionan instalaciones como por ejemplo la de la climatización; se puede conseguir la misma temperatura predeterminada para toda la oficina o hacerlo por estancias, entre otras personalizaciones, o la seguridad interna y externa del edificio con las más modernas cámaras de vigilancia conectadas las 24 horas a monitores que, si es necesario, responderán rápidamente a posibles urgencias, entre otros muchos usos.

Funcionamiento de un Smart Building

Un edificio inteligente usa la inmótica y la domótica. La inmótica permite automatizar totalmente inmuebles de edificios de oficinas, mientras que la domótica es más útil en el control y la automatización de una vivienda.

Qué beneficios tiene un edificio inteligente

• En la arquitectura. Afectan directamente a todo aquel que accede al centro de trabajo, ya sean clientes o empleados. Uno de los más destacables es la ergonomía que ofrece la inmótica, que en la práctica implica responder a las necesidades del edificio de una forma más eficaz, ofreciendo mayor protección, funcionalidad y confortabilidad.
• Para el medio ambiente. Una pieza clave del éxito de los Smart Buildings es su apoyo a la sostenibilidad. Gracias al ahorro de energía o al montaje de espacios verdes en el edificio se ayuda a proteger al planeta.
• Económicos. Se emplean instalaciones eficientes que consiguen un importante ahorro en agua o luz, con el correspondiente descenso en facturas. Además, se consigue una importante bajada en la partida de costes de mantenimiento.

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